Las revoluciones y protestas en el mundo árabe surgidas en el 2010 y las cuales han sido identificadas con el nombre de Primavera árabe, han sido una serie de alzamientos populares que comenzaron con la revolución tunecina, cuando el pueblo encolerizado por el régimen mantenido por Ben Ali en conjunción con la crisis económica desatada en el 2008 crearon un brecha clasista altamente notable, donde la riqueza del país se encontraba concentrada en unos cuantos mientras que el pueblo estaba siendo azotado por la pobreza y las pocas expectativas de vida a aspirar a una vida mejor, así, la inmolación a lo bonzo de Mohamed Bouazizi, el 17 de diciembre de 2010 fue el detonante en Túnez que terminó por derrocar al gobierno en turno.
Seguido del ejemplo en Túnez, el 25 de enero de 2011 en Egipto comenzó una ola de protestas, que impactó al mundo dado el papel que jugaron las redes sociales para conllevar a la organización de un movimiento social, y aunque si bien no era el primero realizado, lo sucedido fue como dice Andrés Bouchez Toríz, “un parteaguas en el uso de los medios digitales, generando que Egipto saliera de la escala habitual de que se había observado”, además de ello, la forma en que reaccionó el gobierno de Egipto como acto represivo del movimiento, la trascendencia que podría desencadenar, la localización geográfica del conflicto, y la situación actual que enfrenta la democracia a nivel mundial, llevó a que los ojos del mundo se posaran sobre la región.
De esta manera Hosni Mubarak, quien llevaba en el poder cerca de 30 años, presionado por el pueblo egipcio, decidió ceder el poder presidencial al vicepresidente Omar Suleiman manteniéndose como presidente, empero dada la escalada de la violencia de las protestas, Omar Suleiman declaró la dimisión del puesto por parte de Hosni Mubarak, cediendo el poder al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, finalmente Mubarak fue condenado a cadena perpetua por su participación en la represión de los movimientos iniciados el 25 de enero de 2011.
En mayo y junio de 2012 el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas cumplió la promesa hecha al pueblo egipcio para la celebración de una elección popular para ocupar la dirigencia del país, en cuyo acto salió vencedor con una participación social del 43.4% y de cuyo porcentual Mohamed Morsi obtuvo el 25.30%.
Entre las acciones positivas que se llevaron a cabo durante el mandato de Morsi destacan la mediación entre Israel y Hamas en el marco de la Operación “Columna de Nube” lanzada el 14 de noviembre de 2012 cuando la milicia de la Franja de Gaza respondió las presuntas hostilidades de Hamas con misiles hacia territorio Israelí, sin embargo, ante la situación Hamas negó ser el agresor e hizo valer su derecho de defensa de sus ciudadanos, así Morsi impulsó reuniones diplomáticas de alto Nivel en el Cairo a fin de solucionar el conflicto desatado y detener la escalada de violencia. Así mismo, se realizó la redacción de una nueva Constitución a favor de los derechos civiles, e inspirada en el Sharia que es el cuerpo de derecho islámico.
Sin embargo, el 23 de noviembre de 2012 volvió a estallar en Egipto una serie de protestas en contra de Mohamed Morsi, ya que éste se encontraba impulsando una nueva ley que para muchos representaba el surgimiento de una nueva dictadura, pues la propuesta pretendía el blindaje de la figura presidencial, concentrando en ella nuevas facultades y poderes de supervisión e inmunidad, el fallido proyecto Renacimiento propuesto por Morsi durante su campaña, la carestía de la gasolina, la crecida del nepotismo islámico, el desempleo que supera ya el 13%, la escases de recursos, la inseguridad, el nombramiento de Adel al Jayat –presunto ex miembro del grupo terrorista Gamma Islamiya- como gobernador de la provincia de Luxor, y el temor de que el Islam, a través de los Hermanos Musulmanes, gané terreno, viéndolo como una amenaza a los nuevos valores democráticos del sistema político del país, conllevó a que miles de ciudadanos egipcios consideraran que Morsi no era digno de liderar la transición de gobierno vivida en Egipto por lo que el pasado 29 de junio de 2013 los manifestantes exigieron la renuncia de Morsi, respondiendo en consecuencia las Fuerzas Armadas de Egipto con un ultimátum de 48 horas para la dimisión del cargo presidencial, ante la negativa de Morsi para realizar este acto, la milicia egipcia se presentó el 03 de julio en el recinto presidencial y detuvo a Morsi, quedando como presidente interino Adly Mansour.
Después de estos datos para situarnos en un contexto de análisis hay que ponerse a pensar si estos actos serán legitimados por la comunidad internacional y es que las acciones militares han generado polémica entre los analistas políticos, pues si bien el ejército se ha alzado con la bandera de “herramienta accionante” del pueblo egipcio, la legitimidad del pueblo se ve amenazada al parecer que la democracia se sustenta en derrocamientos militares quedando por tanto al margen de la ley, los cambios deben de darse dentro de los parámetros de la democracia imperante y no mediante un golpe de estado.
Más aun se cuestiona si en Egipto la figura presidencial estará supeditada al modelo ad hoc impuesto por la milicia, pues hay que recordar que una de las acciones tomadas por Morsi durante su mandato, fue precisamente forzar la dimisión de varios miembros del ejército, cuestión que en definitiva consolida un fuerte motivo para “justificar” su intervención en el movimiento social desatado en días pasados, pues las fuerzas armadas de Egipto gozan de un poder e independencia considerables dentro del Estado, son influyentes en los negocios, la participación en carreteras y construcción de viviendas, bienes de consumo, gestión de recursos, y vastas extensiones de las propiedades inmobiliarias, incluso según el periodista Joshua Hammer, «hasta en un 40% de la economía egipcia» está controlado por el ejército egipcio, en consecuencia, Morsi pudo haberse colocado como un agente amenazador de este poderío ostentado por la milicia. Recordemos que la teoría realista – que impera en la actualidad para entender y explicar el juego de las relaciones políticas en el mundo- considera que los Estado velan principalmente por sus intereses propios y su objetivo central es lograr una mayor cuota de poder en el orden internacional, en ese sentido, bajando un nivel y entendiendo que esta teoría nos explica el comportamiento humano en cuanto a sus intereses tendríamos que el argumento bajo el cual se ha resguardado la milicia egipcia se ve altamente cuestionable.
Egipto había logrado entrar al rango de los Estados con un índice de libertad global parcial según los estudios emitidos por la Organización Freedom House. Ahora bien, en base al índice de transformación Bertelsmann 2012 Egipto se encontraba colocado en el lugar 91 dentro de la región, y en el lugar 88/128 a nivel mundial en relación al estatus democrático punteado con 4.1 en una escala de 1 a 10, y clasificado como una autocracia moderada, por su parte Transparencia internacional colocó a Egipto en el 2012 en el lugar 118 de 176, plantándose por tanto como uno de los países más corruptos del mundo… sin embrago acorde a los análisis de Freedom House, se ha denotado que la “primavera árabe” ha generado un impacto negativo en la crisis de la democracia en la región africana, pues muchos países autócratas y dictadores endurezcan sus políticas contra los levantamientos y la población en general, de hecho de 2012 a 2013 cayó 2 posiciones en el índice de paz global entonces surgen los cuestionamientos: ¿debe entonces la sociedad callar ante las injusticias?… ¿los golpes de estado son la respuesta? ¿En México han funcionado…? Y si les llama la atención del porque el cuestionamiento de que si en México ha funcionado, tan solo echen un vistazo a nuestra historia, tenemos mucha experiencia en el tema… y por cierto le llevamos la delantera a Egipto con 20 lugares en cuanto a que ellos están mejor clasificados en el índice de paz global 2013… Ósea que, con todo y esto son considerados un lugar más pacífico que México… cosas que nos ponen a meditar, ¿no creen?
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